Si pasas algún tiempo en Internet, probablemente hayas aprendido algunos términos psicológicos sin darte cuenta. Por ejemplo, «gaslighting», que recientemente se ha hecho tan popular que se ha convertido en la Palabra del Año 2022.
Otros términos que han pasado del diván del terapeuta al léxico público son “love-bombing”, “triggered”, “grooming” o “tóxico”. A menudo, dicen los expertos en salud mental, cuando usamos en exceso estas palabras, también las utilizamos mal.
Hacerlo puede diluir el significado de las propias palabras, y sabemos que las palabras tienen poder. Si nos apresuramos a poner etiquetas a algo, pueden descarrilar conversaciones matizadas e importantes, y crear esta idea de un significado asumido.
Aunque términos como «gaslighting» existen en la práctica terapéutica desde hace décadas o más, la mayoría sólo han empezado a convertirse en jerga común en los últimos años, impulsados por su uso en las plataformas de las redes sociales. Basta una publicación viral en Reddit o un vídeo en TikTok para que las masas se fijen en una palabra que antes se pasaba por alto.
Luz de gas
Quizá la palabra más malinterpretada de los últimos años, «gaslighting» se ha adoptado ampliamente para describir cualquier acto insensible, una mentira o simplemente una diferencia de opinión. La gente suele utilizarlo de forma acusatoria: quizá la persona que hace ‘luz de gas’ no se responsabiliza de sus actos. Pero la realidad es mucho más oscura.
El verdadero gaslighting se produce cuando alguien te manipula para que cuestiones tu cordura, tu experiencia, tu memoria, incluso tu realidad. Suele ocurrir en el seno de relaciones abusivas (como la que existe entre los protagonistas casados de la película de suspense psicológico Gaslight, de 1944, de donde procede el término). Por ejemplo, alguien puede insistir repetidamente en que un suceso «nunca ocurrió» -aunque sí ocurrió- o decir algo como: «No es para tanto» o «Eres demasiado sensible». La intención del gaslighting es causar confusión y sembrar la duda. Puede ser una táctica muy coercitiva y controladora.
Traumatizado
¿Tropezaste y te caíste delante de un montón de gente? ¡Quedaste “traumado”!
Pero los terapeutas preferirían que utilizaras un término más preciso, como vergonzoso, mortificante, chocante o molesto. El trauma es una alteración fisiológica grave, a menudo crónica, del sistema nervioso. Las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT), por ejemplo, pueden experimentar una angustia intensa que les hace sentir como si revivieran las horribles emociones de experiencias traumáticas anteriores. Muchos enfermos de TEPT se han suicidado para huir del dolor. Cuando oímos utilizar la palabra ‘traumatizado’ en este sentido tan casual, se trivializa lo que realmente es el trauma y estar traumatizado.
Narcisista
Uno de los diagnósticos favoritos de Internet es que alguien es narcisista, lo que se ha convertido en una forma abreviada de referirse a cualquiera que parezca egocéntrico. El término se utiliza sin cuidado. El narcisismo se aplica especialmente mal cuando se utiliza para etiquetar a alguien que muestra cualidades que pueden no gustarle al resto de personas.
Aunque puede sentirse bien llamar narcisista a tu enemiga que sólo habla de sí misma, los expertos en salud mental sugieren abstenerse. El trastorno narcisista de la personalidad es un diagnóstico clínico que puede implicar características como un sentido exagerado del talento y la autoimportancia; fantasías de poder y belleza; tendencia a aprovecharse de los demás; y una profunda necesidad de atención y admiración, siendo capaces de llegar hasta la manipulacion psicologica. También puede manifestarse como una incapacidad para hacer frente a las críticas, y se diagnostica con más frecuencia en hombres. El tratamiento suele consistir en terapia de conversación y, en algunas situaciones, en medicación.
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